Por Ishani Ishaya
Probablemente te resulte familiar ver o leer historias de amor. Una trama es aquella en la que dos personas se separan, pasan por muchas experiencias (buenas y malas, intensas y ligeras) y finalmente se reencuentran, se completan mutuamente y viven felices para siempre.
Me gustaría hacer otra sugerencia para la historia de amor suprema. No se trata de encontrar a otra persona ni otra cosa. Es una hermosa historia de amor en la que experimentas el lugar de origen, donde te das cuenta de que en realidad no hay nada que completar, y no hay lugar ni siquiera para el concepto de separación.

La creencia de separación es una ilusión creada por la mente. La danza de los opuestos, luz y oscuridad, alegría y tristeza, se disuelve en el abrazo de la Unidad. Aquí, en este espacio sagrado, el verdadero Ser reconoce su naturaleza infinita, intacta por el juego cambiante de las formas.
La Vida Puede Vivirse Con Alegría, Amor Y Paz Infinitos
Hace 16 años asistí a una clase de Ishayas en la que una mujer empezó a hablar de cómo se podía vivir la vida en alegría sin fin, en amor, en paz. Hasta ese momento, yo experimentaba atisbos de esas cualidades, pero sólo cuando la vida se presentaba de una determinada manera. No podía decir que ésa fuera mi experiencia de vida, independientemente de lo que estuviera ocurriendo, pero me intrigó lo suficiente como para adentrarme en este camino de descubrimiento.
Hoy, la vida se siente como un único momento perfecto sin que lo alteren factores externos. La persecución de las cosas se apagó, no está la sensación de necesitar que las cosas cambien para experimentar la plenitud.

En mi experiencia es la historia de amor suprema. Haber vivido una vida, no importa lo larga que haya sido, intentando comprender, completar, recogiendo todas las piezas con la intención de montar una vida perfecta, para finalmente, de un momento a otro, darte cuenta de que viviendo completamente presente, entregada a este momento, la idea de que hay muchas cosas se disuelve.
La lista de tareas pendientes se quema. Y lo que queda es pura paz. Queda un estado de Unidad, donde no existe nada más que este momento, que es completo y al que no le falta nada. Ni siquiera hay un individuo y un deseo. Simplemente existe la perfección. Existe el Amor.
La Conciencia Infinita Es Todo Lo Que Hay
Como las olas que resurgen y caen sobre la superficie del océano, no están separadas del océano mismo; son expresiones de sus profundidades ilimitadas. Nosotros también somos expresiones de la conciencia infinita que subyace a toda la creación.
El momento perfecto en el que te reconoces como una cosa y todo simultáneamente. El lugar donde no hay separación, ni ideas, ni conceptos. El espacio donde recuerdas quién eres y donde está viva la verdadera fuente del amor. Una fuente infinita e inamovible.

He oído alguna que otra historia de quienes de repente reconocen esto como una verdad. En mi caso, la Ascensión de los Ishayas me llevó a vivir esta experiencia. Esta maravillosa Enseñanza del Uno, en el camino de la alegría y la perfección. En mi experiencia, no es sólo una técnica de meditación, sino la clave para realmente vivir la vida.
"Una realidad indivisible donde todo es Uno y ni siquiera existe la idea de separación"
Aquella noche de 2008, mi corazón lo sabía. Sabía que lo que estaba oyendo, aunque sonara a cuento de hadas, era verdad.
Y fue siguiendo esa intuición como volví a conectar con el amor más grande, la Unidad, la no dualidad. La disolución de la forma, del tiempo y del espacio y la vida eterna hacia el amor y la paz.
Una revelación accesible a todos, porque en esta verdadera historia de amor todo se condensa en «Uno», un momento eterno, un amor infinito, una perfección inamovible. Una realidad indivisible donde todo es Uno y ni siquiera existe la idea de separación.

Experimentar la no dualidad es despertar al momento presente, ver a través de la ilusión del tiempo y el espacio, y reconocer lo Divino en cada respiración y latido. Es un retorno a nuestra verdadera naturaleza, donde el amor fluye incondicionalmente y la paz reina suprema.
