Por Para Ishaya
¿Sabes esa sensación cuando hay algo que no te gusta, que te crea rechazo y querrías cambiarlo todo por completo? Seguro que ya te ha venido alguna situación a la cabeza, ¿verdad?
Cuando esto ocurre, lo que suele aparecer es resistencia: una especie de confrontación interna, una contracción que no nos permite vivir la vida plenamente tal y como es.

En este artículo quiero hablaros de “No resistirse a nada”, un tema que ha transformado mi manera de relacionarme con la vida.
Me presento: soy Para Ishaya, Maestra de Ascensión desde 2023. Comencé a practicar esta meditación en 2019, buscando una herramienta que anclara a las personas en el momento presente, para así poder brindar su máximo potencial —su 100%— sin importar las circunstancias que pudieran estar atravesando.
Uno de los mayores descubrimientos en este camino ha sido experimentar paz en medio del caos existencial. Aprendí —y justamente de esto quiero hablarte en este artículo— a dejar de luchar contra la corriente, y a vivir desde un lugar mucho más permisivo, amoroso y entregado.
Reconocer La Resistencia
Te voy a poner un ejemplo sencillo: imagina que llegas tarde al trabajo. Las prisas, el sudor, el estrés, darte cuenta de que olvidaste algo importante… incluso puede que te tropieces. De repente, todo parece complicarse. Y ahí aparece ese bucle de pensamientos y emociones de frustración que todos conocemos.
Esto puede parecer algo pequeño, pero hay experiencias mucho más difíciles de aceptar. En mi caso, hubo un tiempo en el que sufría fuertes dolores de espalda y cervicales. Eso me provocaba continuos dolores de cabeza y pasé de tener una vida muy activa —caminar en la montaña, ir en bicicleta, hacer invertidas en yoga, hacer travesías de varios días— a pasar gran parte de mi día tumbada, porque era la única manera de aliviar el dolor.

Esta situación me confrontaba profundamente: la idea que tenía de mí misma era la de alguien activa, enérgica, siempre en movimiento. Y de repente, me había convertido en un cojín del sofá (me da risa expresarlo así ahora). Lo curioso es que cuanto más resistía esa experiencia, más dolor sentía. Cuanto más me negaba a aceptar que mi cuerpo necesitaba descanso, más contracción y más tensión generaba. Era totalmente contraproducente. Hasta que me di cuenta de algo muy simple: lo primero es reconocer. Reconocer que “me estoy resistiendo a lo que está pasando”. Y ese simple gesto de conciencia ya abre una puerta distinta.
Tomar Una Decisión Diferente
Cuando paras un momento y observas, descubres que siempre hay una elección.
Puedes seguir resistiendo, maldiciendo lo que ocurre, o puedes hacer una pausa, respirar (o si practicas la Ascensión, puedes usar tu técnica favorita) y mirar la situación con otros ojos.
Ese instante es oro: ahí eliges permitir.

Señales Mágicas De Resistencia
Siempre me ha encantado jugar, así que te invito a un juego: cada vez que reconozcas esa resistencia, tómala como una señal para regresar tu atención a este momento con amabilidad.
Aquí tienes un listado de “señales mágicas” que te pueden ayudar a identificarla en tu día a día:
- Rechazo → cuando algo no te gusta y querrías que fuera diferente.
- Confrontación interna → ese choque dentro de ti que te hace sentir incómodo/a.
- Contracción → el cuerpo se tensa y sientes que todo te aprieta.
- Lucha → pelear con la realidad, ir contra la corriente.
- Negarse → no aceptar lo que está pasando, resistirse a ver lo que es.
- Atadura → sentirte atrapado en la lucha constante.
Permitir Y Aceptar
Permitir no significa que algo nos guste o que no queramos cambiarlo en el futuro. Significa que, en este momento, eliges dejar de pelear con la realidad tal y como es.

Aceptar es reconocer que no todo está bajo tu control. Y, mágicamente, en esa aceptación encuentras una libertad enorme: la de no estar atado a la lucha constante.
Abrazar La Vida
Cuando permites y aceptas, surge algo aún más profundo: la posibilidad de abrazar lo que la vida te trae.
Lo que antes parecía un problema, se convierte en una oportunidad de estar más presente, más ligero, más en paz contigo mismo y con los demás.

"No resistirse a nada" no es rendirse, sino abrirse. No es resignación, sino libertad. Es elegir relacionarte con la vida desde la confianza y no desde la lucha. Y ahí descubres que el verdadero poder no está en controlar lo que sucede, sino en abrazar la vida en sí misma.
